octubre 21, 2019

Va de nuevo

Tras dos años de andanzas y vueltas, aquí estoy de regreso. 
     Intenté escribir en otro blog, pero nunca sentí que fuera realmente mío y más bien lo tuve abandonado la mayor parte del tiempo (de todos modos, les dejo el link por si quieren echarle un ojito; hay algunas cosas muy lindas: http://losaniosporvenir.blogspot.com/ ), así que... aquí estamos.
     Han sucedido un montón de cosas: mucha gente se ha ido y regresado; dejé la UNAM porque ya parecía el ala de un psiquiátrico y trabajé en diferentes lugares con gente muy distinta; no es que me la haya pasado recorriendo el país ni mucho menos, pero sí he tenido la oportunidad de conocer a un montón de personas con las ideas más extrañas e interesantes. Justo, fui a dar a Puebla para impartir un curso, y me enamoré de la ciudad y aun más de sus habitantes. Luego anduve repartiendo tortas y pateando cunas en ese larguísimo, lóbrego día que parecía no terminar nunca, después del terremoto -un día interminable hecho de una sucesión de soles y lunas, pero que se sentía como un mismo día que no acabara...-, y conocí a los ecatzingas, que me enseñaron lo que es verdaderamente la resiliencia.
     Luego -mucho más "luego"- me caí en el metrobús y me pasé dos meses caminando de a pasito, con un bastón lleno de flores que me enseñó a medir cada paso, a andar con paciencia, a observar mi derredor con la mirada abierta mientras un dolor manso pero tenaz me recordaba a cada paso que estoy viva, pero no para siempre, un poco no más en este mundo... 
     El bastón y un amor me enseñaron que el cielo en la hora previa al amanecer es púrpura; que el amor es más frágil y más exigente que una orquídea, y que emite una luz potente, intermitente, inmarcesible; como un faro. Y aprendí que la palabra "indetectable" provoca una felicidad que dura muchas semanas.
     También descubrí que vivo un tiempo ralentizado: mientras que para el grueso de quienes me rodean, el tiempo "pasa volando", para mí los días son largos, extensos, casi interminables; de la mañana a la noche, la cantidad de cosas que pienso y veo, que percibo, que observo y no entiendo, que escucho y paladeo, me dejan con la sensación exhausta -a veces satisfecha- de que todo pasa en un solo día, aun en aquellos en los que la gente cree que "no pasa nada". Siempre pasa algo. El mundo sólo aparenta ser igual.
     ¿Qué más hice?...; pues acabé tres libros: uno de poesía llamado Teus, que he leído, fragmentado, en distintos foros; una novela que está esperando con no mucha paciencia a que haga algo con ella, y un libro de cuentos, Nadie nos ve, que me publicó Vozed y a cuya presentación espero invitarlos próximamente.
     Sin embargo, lo más apasionante han sido, sin duda, los viajes que he hecho hacia mí, y sobre eso pretendo de aquí en delante ir escribiendo.
     Así, pues, bienvenidos todos; sírvanse una copita de absenta, pongan encima una cucharilla con un  terrón de azúcar y, lentamente, viertan agua helada para que el azúcar se disuelva y despierte al hada verde que espera en el licor, mientras les cuento cómo se ve la vida desde este margen tan peculiar en que se ha convertido mi vida...
   

Mutilación

Alarga las manos, ¡no las muevas!: vamos a cortar; será un pedacito, no más. Está fracturado, no hay nada qué hacer; los tumores son...