noviembre 13, 2019

La vida en pausa

Dice Rosales en su bellísima Casa encendida que "la muerte no interrumpe nada"...; yo no lo sé. Sé pocas cosas estos días; pero tiendo a pensar que, más bien, es la vida quien no se deja interrumpir; la vida, quien nos jala, nos convoca, nos exige estar de vuelta. Y soy yo quien, por más que me esfuerzo y por más sal que le echo a la comida, encuentro a esa vida que me llama, insípida, con manchones de belleza que me sorprenden cada tanto, como los girasoles que me llevaron mis estudiantes para consolarme por mi pena.
     Sí; la vida se ha vuelto, más que difícil, intratable; como un huésped indeseado. 
     Hoy encontré, sin querer, una grabación de mi mamá; yo necesitaba oraciones para analizar en mi clase de gramática y le pedí que me contara qué había hecho el día de su cumpleaños. Su voz se oye clara, cotidiana...; viva. Se ríe en la grabación mi madre. Y su risa es como eran sus ojos: verde y cristalina. Y por un segundo, no entendí que está muerta.
     Yo, no; yo estoy viva; pero estoy metida en esta suerte de pausa sin límites definidos entre los cuales todo es lo mismo y, sin embargo, incomprensible. Mi vida, en este momento, es información parentética: podrías quitarla y no afectaría en nada al todo. Todo es igual y, al mismo tiempo, ya nada es lo mismo; "porque todo es igual / y tú lo sabes" dice Rosales.
     Hoy vino una amiga, cargada de gentileza y una generosidad sencilla y brutal; vino a ayudarme a bañarme. Mi madre hubiera debido hacer eso. Mi mamá me hubiera bañado diario, si me hubiera hecho falta. Pero está muerta. Y, sin embargo, se ríe; en mi mente se ríe. Se ríe de mí cuando trato de salir del baño sin partirme la otra pata, y se ríe hasta que se le va el aliento al verme trepada en su andadera con rueditas, impulsándome con el pie bueno como si fuera una patineta.
     He decidido que así como las mamás siguen siendo "mamás" aunque sus hijos se mueran, así yo seguiré siendo hija de mi mamá. Reniego de mi orfandad. Mientras mi mamá se siga riendo de mí en su andadera-patineta, mi mamá seguirá siendo mía. Mía, mía, mía de mí, hasta mi propia muerte.
     La grabación es del mismo día que falleció, dos horas y media antes de su muerte.

Mutilación

Alarga las manos, ¡no las muevas!: vamos a cortar; será un pedacito, no más. Está fracturado, no hay nada qué hacer; los tumores son...