#4 Carta a Lobacio, mi amigo imaginario
Muy querido:
Los días han transcurrido plomizos. No se ve el sol. No llueve. No solpa el aire. No estallan tormentas. No nada. Plomo puro pesando sobre mi frente y mi ánimo. Tampoco hay estrellas, sólo este techo de nubes sucias y desvahídas que nos guarece y amenaza.
Pienso en Penélope y su lienzo que teje y desteje. Yo no sé tejer, nunca aprendí. Ni tengo vocación para esperar: me angustia. Yo soy más bien del tipo de Dædalus; de Ícaro; de Cassandra en el peor de los casos. Y al final, no soy ninguno de ellos; yo soy sólo yo.
Te amo:
M.
Necesito escribir para entender de qué está hecho el entramado del mundo; cómo es que no se cae a pedazos al transitarlo; cómo es que no estalla cada que lo miro...
septiembre 30, 2015
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